viernes, 25 de febrero de 2011

OPERACIÓN

Jueves 17 de febrero: 7’30h. Ingreso en el hospital.
Me fui con mi madre hacia el hospital. Mi marido y mi hermana se encargaban de llevar a los niños al cole y a la guardería, llegarían más tarde.
La operación estaba programada para las 8’30 h. La enfermera me indicó lo que tenía que hacer, un sol, la verdad. Me puse el traje de gala (camisón de puntitos del hospital) y a la cama. Ya tuve mi primera visita, Cris, una amiga que trabaja allí (un besote). Ya conocéis a las mujeres, nos pusimos a cotorrear hasta que llegó el celador, para llevarme a quirófano.
Vino el anestesista y la pregunta del millón: ¿Tienes alergia a algún medicamento? Pues sí, a la aspirina, a las pirazolonas y al cloranfenicol. Y después, las enfermeras, ahora te pondremos una vía. El anestesista decía, te pondremos la vía aquí, que molesta menos. ¡Qué majo!, como el también había sido paciente tenía los dos puntos de vista, el de médico y el de enfermo. Llegó el cirujano y otro cirujano más, que ayudaría en la operación y haría mi seguimiento, pues el primer doctor se iba de vacaciones. Y ale, a dormir.
Sobre las 11’00 más o menos, empecé a despertar. La operación había ido bien. Me hicieron una tumerectomia y  una linfadenectomía, o sea, extirpación del tumor y los ganglios axilares. Un drenaje en la axila se ocupa de ir sacando líquidos. Que queréis que os diga, cuando conseguía abrir los ojos, pedía comida y café. Recuerdo que me levanté y fui al baño, me senté en el sillón de la habitación, pero incluso sentada me quedaba frita. Eso sí, cuando llegó la merienda, no dejé ni las migas, ¡¡¡¡¡¡que hambre!!!!!!! Seguí echando cabezaditas. Vino mucha gente a verme, seguro que más de uno me pillaría roncando, jajajajaja!!!!
Por la tarde/noche, ya conseguí mantenerme más despierta, bueno, eso creo yo, porqué según los comentarios que me han hecho después, he hablado de dormida, venían las enfermeras a ponerme los calmantes y yo ni me enteraba, por la noche quise leer y la señora con la que compartía habitación tuvo que apagarme la luz, pobre, y eso que ella se encontraba fatal. Ya veis, la bella durmiente, al menos por un día.
Mi hermana se quedó conmigo hasta después de la cena. (gracias Sandruki, jajaja, tú ya sabes por qué), Ramón y mis padres se fueron a casa con los niños (Ay, ¡cómo se echan de menos!).
A pesar de mi estado, diremos de duerme-vela, recuerdo el goteo continuo de gente que venía a verme. Mi padre, que ya me advirtió que no vendría durante la operación, estaba ahí cuando desperté. Me llenó de energía, el día antes había recibido su bomba de quimioterapia y me imagino el esfuerzo que hizo. Gracias a todos, no lo digo por decir. Agradezco las visitas, las llamadas, los mensajes y también, las no visitas y las no llamadas de aquellos que consideraron que era mejor no hacerlo, para dejarme descansar a mí o a mi familia. Recibo de vosotros el mejor medicamento posible, el más antiguo y el más avanzado: el ánimo y el cariño. Veréis, me gustaría nombraros a todos, y no quisiera dejarme algún nombre, por eso muchas veces hablo de un grupo en general. Ya sabéis que a cierta edad, las neuronas empiezan a tener algún defectillo.  De todas formas, poco a poco intentaré devolveros todo lo que recibo de vosotros.

Por cierto, como dije no hace mucho en mi otro blog, confiaba en que el movimiento de translación de la tierra trajera consigo la primavera y dejara atrás el otoño y el invierno. Pues se ha adelantado: empezaron a brotar flores y plantas maravillosas a mí alrededor, con el valor añadido de los bombones (el frío también tiene sus cosas buenas) y además, un pijama que da el calorcito que desprenden dos  estrellas llamadas Adriano y Mila.
Al día siguiente me desperté sobre las 7’30h. Me fui hacia las maquinitas de café y me tome uno, ¡qué gloria! El desayuno no llega hasta las 9’00.
¡Ay!, no recuerdo el orden de los factores, pero eso no altera el producto. Mi marido, mi madre, mi padre, mi hermana, mi hermano, mi sobrina, mis cuñadas, mi suegra, mi cuñado (somos muchos), amig@s,......... Vinieron después de la operación o durante la mañana a alegrarme y a cuidarme. Pediré perdón, soy una mala paciente. Estuve en la habitación lo mínimo. Que si paseíto a la máquina de café, que si a la salita de familiares, que si a la segunda planta, que si a recepción para ver el hermoso ramo de flores que me habían mandado l@s compañer@s de facultad (no pueden subirse a la planta de cirugía)…………
Vino el cirujano a verme (tengo unas ganas de preguntarle si puedo poner su nombre).
-Buenos días, le dije, ¡que sorpresa!, ¿no se iba usted de vacaciones?
- Si, si, pero mañana. ¿Cómo estás?
- Pues muy bien. No me duele nada. Tengo una pregunta: ¿debo llevar algún tipo especial de sujetador o es mejor que no lleve nada?
- Sí, es recomendable que lleves sujetador. Puede ser el que quieras, aunque quizás si tienen aros te molesten en el drenaje o los puntos.
- ¡ah! Qué bien, no me gusta nada ir sin sujetador. (tengo la impresión de ir tocando las campanadas)
Me miró el drenaje y los puntos. Esto está muy bien, si quieres puedes ir a casa, siempre y cuando la UHD (Unidad de Hospitalización a Domicilio) pueda venir a vigilar el drenaje. Hablaré con ellos y te diré cosas.
-    ¡Genial! Claro que quiero ir a casa. No hablamos mucho sobre los detalles de la operación, ya les había explicado a mis familiares que había ido bien y que necesitaría tratamiento. Bien, ahora debemos esperar unos 10 días para saber los resultados de la biopsia, se reune un comité y deciden el mejor tratamiento.
Un ratito después vino a verme el otro cirujano, el Dr. Marcato. Me miró las suturas, una, la de los ganglios, es de aquellas de toda la vida, un buen zurcido, la otra, la del pecho, se absorbe por el cuerpo. Yo me quedé alucinada, aunque tenía el nódulo en la mitad de la mama en la parte izquierda, la cicatriz está más abajo, donde casi no se ve por el pliegue que hace el mismo pecho. O sea, cirugía estética total. Me explicó que el también había estado en la operación y que mientras el otro doctor estuviera de vacaciones me llevaría él.
Estoy de suerte, son dos cirujanos buenísimos. Desprenden vocación y profesionalidad. Su manera de hablarte es totalmente diferente, pero con los dos me siento muy a gusto, es fácil dejarse llevar y seguir los pasos que te van marcando. Muchas veces, empezando por mí, nos quejamos de la seguridad social. A veces con razón y a veces sin ella. En esta ocasión, no puedo quejarme absolutamente de nada ni de nadie. Todo lo contrario, solo puedo sentirme afortunada, muy afortunada.
Vino Mario, el Dr. de la UHD para hablar conmigo.
-¿Dónde vives?, me preguntó. Rápidamente mi madre contestó, se viene a mi casa, Mario, dónde si no.
Ya nos conocemos desde hace tiempo. Cuidaron y trataron a mi hermano Fernando en muchas ocasiones, durante su enfermedad. De ahí la respuesta de mi madre, pues mi hermano también paso muchos días en su casa. Aunque yo sólo coincidí con ellos en alguna ocasión, he oído hablar tanto y tan bien de Mario y del resto de personal de esta unidad, que parece que les conozca de toda la vida.

Más o menos sobre las dos y media, salí del hospital Can Misses, con la petaca del drenaje en el bolsillo y una sonrisa de oreja a oreja. Como dice mi hermana, hemos montado una comuna hippy en casa de mis padres. Eran 2, mi padre y mi madre y ahora, somos 8, mis padres, mi marido e hijos y mi hermana, que viene de refuerzo humanitario (pobre, mis hijos se encargan de no dejar salir su instinto maternal, para que quiere más) Madre mía, la que estoy liando!!!!!!!!
Cuando los niños salieron del cole, SORPRESA, la mami ya está en casa. ¡Fue genial!

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