martes, 21 de junio de 2011

EL ÚLTIMO BOTELLÓN

No era viernes 13, sólo lunes 23, pero el miedo estaba asegurado. Tocaba ir a Palma para hacerme el “tatu”, a Son Dureta, hospital que rebauticé con el nombre de “la casa del terror”. Para darle más emoción, justo en la puerta de embarque, una mujer y su hija, se encargaron de avisarme que esto del “tatu” duele mucho. Ni mi hermana ni yo dijimos nada, pero pensamos: se podrían haber ahorrado el comentario. Total que la película de terror estaba asegurada: nueva visita a “la casa del terror con sufrimiento y dolor incluido”.
Llegamos a Palma con retraso y cogimos un taxi. ¿A Son Dureta? preguntó el taxista extrañado, y continuó, “eso” ya está cerrado.  No, no, le dije, sigue ahí y bromeé sobre su aspecto, mientras pensaba, menos mal que me lo tomo a guasa que si no, me vuelvo pa casa sin pensármelo dos veces. Una vez en el hospital, seguimos pasillo adelante, adentrándonos en el “búnker” (como lo llama una compañera de la terapia acuática), hacia la zona de medicina nuclear. Hola, le dije a la chica que estaba en el mostrador, tenía cita a las 10’45 h., pero el avión llevaba retraso.
-      Aquí no es, radioterapia está al fondo.
Estoy escribiendo esto y quizás me arrepienta, porque estoy juzgando sin conocer, pero la verdad es que los sentimientos que te provocan nada más entrar son bastante desalentadores. No sé que tiene ese lugar, pero el personal es de lo más seco que he visto en la vida. Entiendo que debe ser muy duro tratar con algunos pacientes y que lo menos recomendable sea implicarse mucho con ellos, pero un simple “hola” sin añadirle tan siquiera media sonrisa, podría darle un color muy diferente al asunto.
Sin “molestar” más, seguimos las indicaciones y nos dirigimos al segundo mostrador, el de radioterapia. Una de dos, o las bombillas funcionan mejor o el personal es más amable, porque en esta zona hay más luz y se nota más calidez. A pesar del tragaluz del techo, me decanto por la segunda opción, que no hay mayor energía que la que proporciona el ser humano.  
Pues bien, ya me estaban esperando y una voluntaria de la AECC me recibió para informarme de la existencia de la asociación. Estuvimos charlando un poquito y me comentó los servicios que pone a nuestra disposición esta entidad, que ya conocía por el contacto que he tenido con la AECC de Ibiza. Aún así, esta presencia se agradece y mucho.
Bueno, bueno…… el escenario había cambiado, “el castillo de los horrores” se había convertido en una sala luminosa y el miedo a que apareciera el Dr. Drácula o la enfermera Momia, se había esfumado.
Me llamó el doctor y amablemente me indicó que mi hermana también podía pasar. Empezó preguntándome si sabía el motivo de mi visita y me explicó todos los detalles de la radioterapia. En primer lugar, para hacerte el “tatu”, te hacen un TAC para determinar con mayor efectividad la zona y así evitar dañar otros órganos cercanos. En mi caso, necesito 25 sesiones en el pecho y otras 23 en la zona supra axilar. El doctor prefiere radiar esta última zona, aunque los ganglios no estén afectados, para prevenir. Estos dos tipos de sesiones se realizan a la vez. Después 8 sesiones más en el pecho, para rematar la faena. Continuó explicando que cada semana haría una revisión de la zona irradiada para controlar algún que otro efecto secundario como quemaduras o inflamación de la garganta por la radiación de la zona supra axilar. En cuanto al inicio de la sesiones, no hay fecha concreta, pero calculamos que será a principios de agosto, más o menos, porque después de la última sesión de quimio, dejan un mes de descanso. Para finalizar, atendió y resolvió las preguntas y dudas que mi hermana y yo le planteamos.
Siguiendo las indicaciones del médico, esperamos de nuevo en la sala de espera. Al poco rato, un chico que no sé si es enfermero o que especialidad tiene (perdón), me llamó. Fuimos charlando mientras recorríamos de nuevo el pasillo y subíamos a la segunda planta para realizar el TAC y el tatuaje.  Este mismo chico, que lo que sí sé es que fue cordial y amable (gracias) se encargó de realizarme las pruebas. Me iba explicando lo que tenía que hacer y me avisaba: túmbate aquí, tienes que poner el brazo de esta manera, ahora vienen 5 pinchazos……….. No me dolió nada de nada (no sé qué debió ocurrirle a aquella mujer para darme tan mal pronóstico). Toni, que así se llama el “tatuador” además me facilitó el teléfono por si quería llamar después de la última sesión de quimio y así saber con más exactitud la fecha de inicio de la radio. Se portó genial.
Pues nada, a pesar de tener un escenario de lo más logrado (en la planta donde me hice el TAC sólo éramos 3: el chico, mi hermana y yo) y los peores augurios,  esta película no puede catalogarse de terrorífica. Me reafirmo en mi opinión, no hay mejor decorado y ambiente que el que desprende el ser humano.
Como ya me he vuelto a relajar con esto de la escritura, se me ha acumulado la faena. Esto quiere decir que, el viernes pasado tocó analítica y oncólogo y como todo estaba “bien”, el lunes el último “botellón” de quimio. Los efectos secundarios de la “quinta” han sido similares a los anteriores: muy cansada la primera semana y el resto más o menos, a los que hay que añadir un poco de anemia de la cuarta sesión, que sigo arrastrando. También se me ha hinchado la mano y el oncólogo me manda a rehabilitación, es uno de los contratiempos de la linfadenectomía, pero bueno, como es la mano izquierda y soy diestra, no me limita mucho. Además, desde el primer momento te acostumbras a no usar demasiado ese brazo, que ya se sabe…. Más vale prevenir que curar.
Aunque me gusta la terapia acuática decidí descansar, porque como diría Rambo: ¡¡¡¡¡no me siento las piernas!!!! Mejor dicho, me las noto demasiado, una especie de agujetas tremendas se han apoderado de mis músculos. También es verdad que prefiero guardar esas energías para otras cosas como ir al último día de piscina del cole de Jordi, preparar las mochilas para las acampadas de fin de curso, o la fiesta de fin de temporada futbolística, la de fin de “cole”, o simplemente una buena siesta o algún día llorar a moco tendido, que el día que me arranco por “soleares” no hay quien me pare.  
Pero volvamos a la tierra, que está en muy buena posición, ¡¡¡¡¡¡¡¡¡hoy empieza el verano!!!!!! Celebré el final de la primavera con el último “botellón” y todos los fines de fiesta anunciados se traducen en vacaciones  y no solo las escolares, ahora me queda un mes de descanso, mínimo, antes de empezar la radioterapia.
Para finalizar esta entrada quiero dar las gracias a los comentarios que publicáis. Hasta el momento he contestado los comentarios en el email que habéis creado para poder publicar vuestro comentario, pero como me consta que no todo el mundo los recibe, intentaré contestarlos a través del blog. (Es que aún no lo domino mucho, pero todo se andará). Pos eso, que muchas gracias, hacen mucha ilusión.
REQUETEMUACCCCCCCCCC